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Alessio como Pepelu.

BOMBEJA AGUSTINET! — Felip Bens


Alessio una hora después del Llevant-Alaves © Twitter / autor desconocido.


19/05/2022


Los casos de Alessio y Pepelu tienen unas cuantas similitudes. La primera es que, para unos cuantos levantinos, ambos canteranos –que llevan alrededor de una década en el club– deberían formar parte de la columna vertebral del Llevant para el retorno a Primera. Por su capacidad futbolística pero también por su personalidad, su implicación y su militancia. La segunda es que muchos –incluso sus más firmes defensores– dan por perdido a Alessio como en su día sucedió con Pepelu, como podría volver a suceder en breve, un año después. La tercera es que ambos, jóvenes y prometedores, con un potencial considerable, deberían ser patrimonio del club, algo que deben entender todos sus trabajadores, incluido el director deportivo. Aunque de facto no lo sean, pues acaban contrato en breve, de forma incomprensible; una negligencia más de la empresa que puede costarnos una fortuna –perder a Pepelu sin dejar un céntimo en caja–.


Dejar ir a Alessio Lisci sería un error, como estuvo a punto de serlo la marcha de Pepelu. Durante el curso ambos se han convertido en puntales de la esperanza del levantinismo en el milagro de la salvación, pese a todos los pesares. Ahora se podrían marchar. Permitirlo sería insistir en el error persistente que ha llevado al club a esta su enésima crisis.


Creí que no volveríamos a ver jamás en Orriols algunas actitudes del pasado, a las que nos ha arrastrado Quico Catalán, por su incapacidad de hacer autocrítica. Tiempo habrá de entrar en ese análisis. En el plano deportivo el presidente puede volver a equivocarse, justo un minuto después de que su metedura de pata nos haya hundido en el abismo, con unas consecuencias económicas y societarias aún por discernir. Ni él ni sus “generales” supieron diagnosticar los graves problemas del vestuario y cometieron el error de sacrificar a Paco López en la jornada 8, sin alternativa plausible. Alessio llegó del filial para apagar todos los fuegos y ha firmado unos números espectaculares, pese a coger un vestuario hundido y con una cifra inasumible de futbolistas con escaso compromiso. Sentenciar al romano es una frivolidad intolerable, una forma de afirmar –antes incluso de pedir disculpas y de esperar la nota del examen– que en este club el trabajo honesto, firme, constante y eficaz no se valora; que lo importante es el postureo y la frivolidad.


Dejar escapar a Pepelu y a Alessio es no haber entendido la importancia, en el fútbol, dentro de cada club, de un vestuario sano, comprometido y disciplinado, ni mostrar la voluntad de implantar unos valores con los que se sienta identificada la hinchada granota.


El Llevant del futuro necesita alma y le sobran funambulistas y vendedores de humo. Necesita profesionalidad y le sobra nepotismo. Necesita principios y transparencia. Necesita humildad. En las oficinas y en el vestuario. Hemos caído en la trampa de abanderar un relato que apenas tenía ya contenido, el que ha vendido la entidad en los últimos años, a ritmo de hastag.


Si alguien cree aún aquello de que tenemos un futuro por conquistar, tipos como Alessio Lisci y Pepelu deben quedarse en Orriols, cueste lo que cueste. Cualquier otra cosa será hacer cimientos, una vez más, sobre arena de playa. De nuevo.





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