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Borrón y cuenta nueva

BOMBEJA AGUSTINET! — Felip Bens




28/06/2020


Si el entrenador de un equipo con 38 puntos en el casillero a falta de nueve partidos (con 27 en juego) no lanza un mensaje claro de que la salvación virtual es un hecho y de que deben marcarse nuevos objetivos para el último cuarto de la Liga está condenando a sus chicos a creer que con un triunfo más (tal vez un par) habrán cumplido con creces y, por tanto, no hay por qué ir más allá. Esto influyó de forma notable en la primera mitad ante el Atlético, sin la intensidad necesaria. Tanto es así que, tras el paso por vestuarios y la arenga de Paco López, el Llevant cambió diametralmente, sobre todo en cuanto a meter el pie, presionar, cerrar espacios e ir a por el partido. Pasó de ser conformista a ambicioso.


En el fútbol de hoy una de las virtudes más valoradas de un trainer es su capacidad para gestionar un vestuario de gente joven famosa, con dinero y ego y sacarle el máximo partido (López es más partidario de la filosofía que del látigo). Parte del trabajo de los entrenadores es explicar en rueda de prensa que sus futbolistas son grandes profesionales y van al máximo siempre, pues si no lo hacen la responsabilidad última es del técnico. Un entrenador, además, siempre cubrirá a sus futbolistas ante la opinión pública. Es uno de los instrumentos más útiles para ganarse su complicidad. Y pese a todo ello, por supuesto, existe la relajación en los equipos; la intensidad no siempre es la misma. Por supuestísimo.


El trabajo de los periodistas es, al margen de filias y fobias, explicar a los lectores las cosas que subyacen detrás de las apariencias. Si no lo hacemos, apenas somos unos actores más del circo del fútbol.


En el fútbol y en la vida, la realidad está plagada de matices complejos; nada es blanco o negro. Por eso se puede criticar a Paco López y, sin embargo, estar convencido de que lleva camino de convertirse en el mejor entrenador de la historia del Llevant. Es más: las críticas ponderadas, realizadas desde la admiración, aún tienen más sentido.


Hay quien opina que columnistas de fútbol y cronistas apelamos a la falta de actitud cuando los resultados no salen. Desde luego no es esa nuestra trayectoria. Como ya hemos escrito otras veces, interpretar el fútbol al margen del resultadismo nos aleja del forofismo y permite ajustar las expectativas.


El Betis, básicamente, ejercerá el mismo rol que el Atlético hace unos días: permitirá comprobar si el Llevant (del utillero al delantero centro) se ha convencido de que merece la pena mirar hacia arriba con ambición e intensidad. Podría salir a comerse la hierba y, aún así, perder porque el rival sea mejor. Aunque sería sorprendente. Uno a uno el Llevant tiene mejores futbolistas que el Betis y el equipo está mejor trabajado (sí, sin tener en cuenta el balón parado). A igual intensidad y autoestima, y en condiciones normales, los puntos debiera quedarse en casa.


Esperamos, así pues, un borrón y cuenta nueva; recuperar la actitud ambiciosa del día del Valencia, del Sevilla, del Espanyol e incluso de la segunda mitad contra los colchoneros.


Foto © levanteud.com





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