BOMBEJA AGUSTINET! — Columna 619 — Felip Bens
© Llevant UD
Por lo que sea, no es fácil escuchar a la grada de Orriols. En general, en el mundo del futbol, pocos escuchan a las gradas. Y así les va. En primer lugar, hay que saber distinguir el ruido (de las redes, por ejemplo) de la opinión mayoritaria. En segundo (más difícil aún) hay que tener la humildad para encajar la crítica y entender que la gestión de un club de fútbol es muy distinta a la de cualquier otra empresa. Para tratar con la materia sentimental de miles de familias hay que entender quiénes somos y de dónde venimos. Hay que esforzarse por escuchar, entender, analizar y ponderar. O todo se va al garete. Acabar escondido, solo y hundido en la torre de marfil es más sencillo de lo que parece. Pepo Danvila acaba de aterrizar y podría hundirse en ese lodazal.
••• Las cosas claras. Vamos a dejar claras algunas cosas sobre el consejero delegado, de forma rotunda. Primera: no existe correlación entre la gestión de Quico y de Danvila, ni tutela, ni nada. Los que mandan en el club son otros distintos a los que había. Segunda: Danvila tiene apoyos financieros. Tercera: no ha puesto 6 millones, sino 23. Con diversas fórmulas, pero 23. Sin esa inyección (u otra similar) el Llevant se hubiese tenido que malvender, aprisa y corriendo, a algún fondo. Hay que valorar también que la inversión de Danvila la ha realizado con la incertidumbre absoluta de no saber qué acuerdo se alcanzará o si conseguirá poner en marcha el plan que diseñó.
••• ¿Está secuestrado el club? Quienes así lo entienden argumentan que Danvila se hará propietario de facto con 6 de los 23 millones que ha puesto y con el control de la Fundació Cent Anys. La situación es compleja porque el futbol está sujeto, como cualquier otro negocio, a la especulación. Imaginemos un escenario: Danvila ejecuta en tres años la ciudad deportiva, acaba el estadio, tiene al equipo en Primera y vende su 37,5% por 50 millones, además de recuperar los 17 que se deben. Él (o él y sus hipotéticos socios) podrían celebrar por todo lo alto la plusvalía. También podría pasar que el Llevant no suba, que se estanquen los proyectos, que la sociedad pierda valor de mercado y Danvila no pueda recuperar ni siquiera los 17 millones, además de contar con el 37,5% de un erial. Así funciona el capitalismo. En mi opinión, el Llevant es un reto empresarial para Danvila; no un juguete especulativo, pero el futuro del club no puede quedar sujeto a una intuición subjetiva, lógicamente.
••• ¿Qué podemos y qué debemos hacer los levantinos a los que no mueve otro interés que el amor incondicional a nuestro escudo? De entrada aferrarnos a la palabra dada. Danvila prometió que la fundación mantendría el control de la entidad. Que era deseable, incluso. Lo tiene fácil: que acceda a la exigencia de las peñas para cambiar los estatutos de la fundación y los mecanismos de elección de patronos; que busque un equilibrio para garantizar su inversión y, a un tiempo, activar mecanismos de transparencia y fiscalización reales que eviten una situación como la actual y como la de 2008. No se trata de diseñar un club asambleario, sino de buscar estabilidad y paz social, a través de tres grandes polos de poder: él mismo, una fundación independiente y representativa y los pequeños y medianos accionistas, reforzados tras la ampliación. El levantinismo debe atar este extremo. Y Danvila no se puede permitir, en sus primeros pasos al frente del club, construir su plan frente al levantinismo. Sería un dislate. Lo uno y lo otro.
SPORTING. Ganamos al Sporting, en un partido épico, y el miércoles, al Andorra. Seis puntos para creer, para desbloquear las piernas de los futbolistas, para cambiar el estado de ánimo. Ya saben, valdanistas o no: el fútbol es un estado de ánimo. De repente, todo cambia y Miñambres nos asciende. No queda otra que intentarlo. No queda margen. ¿Nos permitimos un último arrebato de ilusión? ¿Confiamos en que los futbolistas den lo mejor que llevan dentro, en que vuelen sobre el césped, como saben? ¿O cremem la falla, a falta de catorce partidos? •
LA OPINIÓN DE BORJA BENS — El domingo no nos enfrentamos solo al Sporting, sino también a la posibilidad de encadenar siete jornadas sin ganar. Obtener la victoria sería un golpe sobre la mesa, contando que esta semana afrontamos tres partidos y, en el mejor de los casos, podríamos obtener nueve puntos para meternos de lleno, de nuevo, en la lucha por el ascenso. En el reestreno de Miñambres ante el Oviedo dimos una mejor imagen en el fútbol ofensivo, aunque con poco acierto, pero defensivamente el equipo no cambió a mejor y los carballones fueron capaces de dar la vuelta al marcador. Al ver al Sporting es imposible no pensar en el ascenso frustrado del curso pasado y en la mano de Róber Pier, ahora rojiblanco, que condicionó de aquella manera nuestro destino. Prefiero, en todo caso, recordar a Manolo Preciado, que nos subió a Primera, después de 39 años.
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Felip Bens (El Cabanyal 1969 — @FelipBens) és escriptor i periodiste. Té publicades les novel·les Toronto i El cas Forlati i altres llibres com 110 històries del Llevant UD, Dones e altri, València al mar, Historia del Llevant UD (4 volums, junt a José Luis García Nieves) o La cuina del Cabanyal (amb Marisa Villalba).
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