BOMBEJA AGUSTINET! — Columna 621 — Felip Bens
© Llevant UD
El Plantío, frío castellano, seco, a menudo bajo cero y con nieve. Uno de los terrenos de juego que a veces observamos con un cromatismo alterado: césped blanco, rayas oscuras y balón naranja o amarillo. Territorio hostil, equipo correoso. El Plantío, uno de los hogares de nuestro Tronquito Magdaleno. Vino de la cantera del Madrid, como Dani Gómez, pero aquel olisqueaba el gol como los lobos la sangre. Este no le mete un gol al arcoíris. No quiso jugar con el Llevant en Segunda, tras el descenso de 2022. Se fue a Cornellà y firmó una temporada en blanco. Ahora no está ni para Tercera. Cuando coge el balón, agacha la cabeza y da un arreón, hasta que la pierde, desesperando a hinchas y compañeros. Lleva 9 goles con el Llevant, en tres temporadas y 88 partidos, cifras de defensa central. Un ariete sin gol, que se cree más de lo que es. Como para tocarse la oreja. Como para salir paseándose ante el Andorra. Tuvo dos ocasiones clarísimas y otras tantas desperdiciadas porque vive en el fuera de juego. Sin embargo, juega él y no Espí. Juega Bouldini (de Ramadán, como el año pasado) y no Espí.
A veces hay entrenadores que parecen una ONG. Gestión de vestuario, explican, como para justificarse. Dar oportunidades a quienes no se las han ganado, con su actitud. Eso hizo Miñambres. Regaló dos puntos que representaban aferrarse al ascenso a cambio de dar minutos a todos, de levantar el ánimo de tipos taciturnos como Clemente y otros como Capa que, con la ficha más cara del equipo, aún no ha cogido el ritmo, después de tres cuartos de Liga. Minutos para todos, como si fuera un partido de Copa ante un equipo de Regional. Y no la ocasión de reengancharse milagrosamente al ascenso y enmendar el garrafal error de insistir en Calleja, llevando al extremo la paciencia de la inmensa mayoría de levantinos.
Y echamos a la basura esa opción. Si en un once alineas a dos o tres futbolistas con la cabeza lejos del escudo, matas el equipo. Sí, las malditas rotaciones, y además mal entendidas. Se puede reservar a dos o tres futbolistas por razones concretas, pero no cambiar de golpe siete jugadores de campo porque sí. Eso es un suicidio. ¿Es que somos el único equipo de Europa que no puede jugar tres partidos en una semana? ¿Son profesionales en Segunda? Diría que cobran como si lo fueran. No entrenan en el tiempo libre que les deja su dedicación laboral a la fontanería, la carpintería o el campo, como en los reportajes costumbristas que se publican cada año con los enfrentamientos más asimétricos de la Copa. Es curioso. Unas veces te insisten con lo del partido a partido. Otras sacrifican el partido inminente, que es más asequible, para tener más opciones en el posterior, mucho más complicado. No hay quien les entienda.
••• Sin embargo, y pese al ambiente de crispación en que vive inmerso el levantinismo, por el desenlace societario Fundació-Danvila, es evidente que, en el plano estrictamente futbolístico, todo ha cambiado con Miñambres. Contra el Andorra el equipo lo intentó hasta el último suspiro y tuvo ocasiones de gol. Ara bien, como ya advertimos en el anterior Bombeja, lo más difícil era dar continuidad al buen fútbol del día del Sporting. ¿Veremos en Burgos aquella versión del Llevant o fue un espejismo? ¿Saltaremos con una actitud intensa y ofensiva? ¿Crearemos un sinfín de ocasiones de gol? ¿Tendremos acierto de cara a puerta? ¿Desplegarán nuestros futbolistas su mejor fútbol? El Plantío parece inexpugnable pero no lo es. No es el Camp Nou, donde jamás vencimos. Es el Plantío. Un lugar como cualquier otro donde firmar un buen partido y dar un golpe en la mesa. Si el Llevant ofrece su mejor versión, tiene posibilidades. Por supuesto. Y esta vez, jugar fuera quizás sea una ventaja para evitar la ansiedad que se percibió el miércoles.
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Felip Bens (El Cabanyal 1969 — @FelipBens) és escriptor i periodiste. Té publicades les novel·les Toronto i El cas Forlati i altres llibres com 110 històries del Llevant UD, Dones e altri, València al mar, Historia del Llevant UD (4 volums, junt a José Luis García Nieves) o La cuina del Cabanyal (amb Marisa Villalba).
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